Es imposible que nadie lo niegue a estas alturas: si tienes que confiar en alguien a la hora de ir al cine, esa persona es Clint Eastwood. Ha demostrado a pulso que nunca falla, que es el único director clásico que queda, que no hay nadie como el, que es un verdadero maestro inigualable.
Con esta película ha conseguido manter su listón tan alto como estaba, como había quedado de alto con obras como "Sin Perdon" (mi favorita), "Mystic River" o "Un Mundo Perfecto", cine que provoca tremendas emociones en el espectador a base de cuidar cada segundo de metraje con un cariño descomunal, una dirección impecable que se basa en la simplicidad, en mover la camara con cariño, en mostrar únicamente lo que queremos ver.
Todo esto y más ofrece "El Intercambio", una historia real que cuenta como un niño desapareció mientras su madre trabajaba para mas tarde destapar tremendos asuntos de corrupción policial cuando le devuelven a la mujer un niño que no es su hijo. Cuando esta se da cuenta se ve completamente impotente mientras es tratada de loca a pesar de contar con el apoyo de numerosos testigos.
Una historia típica de telefilm, basada en un acontecimiento totalmente real, que filmado por Clint Eastwood se convierte en una montaña rusa interminable de emociones relatado de una forma muy elegante y a buen ritmo, quien nos muestra lo justo, yendo al grano a lo largo de todo el film, evitando caer en ningún aburrimiento a pesar de los 140 minutos de metraje.
Todo, desde la dirección artística hasta el reparto esta cuidadísimo y tratado prácticamente con lupa. La ambientación de los años treinta es una gozada, con edificios antiguos, trajes, sombreros y coches Ford de la época perfectamente reproducidos. Actuaciones muy emotivas, destacando a John Malkovich y sobre todo a Angelina Jolie.
La señora de Brad Pitt que hace unos años interpretara a la más famosa heroina de los videojuegos Lara Croft debería estar agradecida durante toda su vida al serñor Eastwood por darle el mejor papel, con diferencia de su carrera, y aparte, por haber sacado a la luz su talento de esta manera. Cumple su papel de tan buena forma que desde el principio se olvida la fama que conlleva su rostro o su belleza, dejando al espectador una mujer afligida y destrozada que a la vez tiene una fuerza interior sobrehumana invertida en una busqueda sin fin por su hijo. Emotiva en cada escena, mostrando emociones por un tubo, ya sean alegres o tristes, ha conseguido ganarse el corazoncito de montones de esectadores. A mi me ha convencido.
Como dije al principio, la película es un cúmulo de emociones, algo que solo el buen cine consigue sacar en cada uno: alegría, nervios, suspense, tristeza... Entre momentos durísimos y otros algo mas esperanzadores se van las dos horas y media de película. Suficiente para recordarnos lo que es el cine, lo que ha sido durante muchos años y está dejando de ser. Imágenes bellas que transmiten montones de sentimientos y consiguen hacernos pasar muy buenos momentos. Algo grande, magia. Y gracias al señor Eastwood, esa llama sigue viva. Grande Eastwood.
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